Cómo una joven sobrevivió trata de personas
“En África, la tradición es que cuando una persona mayor te dice algo, tú no haces preguntas. Simplemente sigues lo que te dicen. Así que dices OK”, Adamma explicó.
“Adamma” recuerda el día que aterrizó en Estados Unidos luego de ser tomada de su país de origen, Togo: “Era el 25 de enero de 2006, 3:55 (p.m.). Ese fue el peor día de mi vida”.
Al aterrizar en Detroit en medio del invierno, Adamma y las otras tres niñas del Togo con quienes viajó no estaban preparadas. “No teníamos botas ni abrigos. Hacía tanto frío. Nadie nos dijo que deberíamos tener todo esto antes de venir”, ella dijo.
Ella tampoco estaba preparada para el abuso físico y emocional, el racionamiento extremo de comida y el aislamiento.
Adamma partió de Togo hacia Estados Unidos con poca información sobre el por qué iba. Esto comenzó con un año completo de “practicar” el ser una familia con una pareja que fue presentada a ella por su padre. “Adamma”, “Mandla”, “Fátima” y “Thulani” fueron traídas a Estados Unidos llevando pasaportes con fechas de nacimiento y nombres falsos, los cuales afirmaban que ellas eran hijas biológicas de un hombre que era un pariente lejano ya viviendo en Estados Unidos.
El padre de Adamma estaba convencido de que él estaba garantizando un mejor futuro para su hija joven al permitirle ir a Estados Unidos. El hombre con quien ella iba a estar viviendo prometió una educación y oportunidades que ella no obtendría en Togo. Adamma no hizo preguntas.
El hombre con quien ellas iban a estar viviendo era Bean Claude “Kodjo” Toviave quien, en febrero de 2001, partió de Togo hacia Estados Unidos buscando asilo político. Su solicitud de asilo fue concedida en marzo de 2002 —y él eventualmente se estableció en Ypsilanti, Michigan.
Kodjo tenía un plan perfecto: traer a todas las cuatro menores a Estados Unidos bajo la premisa de ser sus hijas para él poder recibir fraudulentamente cheques de asistencia pública por cada una hasta que ellas cumpliesen 18 años. Él puso en los documentos falsos que la edad de cada niña era cinco años menos de la real, para así recibir dinero por más años.
Las cuatro víctimas eran golpeadas regularmente con palos de escobas, un destapador de inodoro, otros palos, rascadores de hielo y cargadores de teléfonos si no obedecían las órdenes de Kodjo para completar quehaceres domésticos. Ellas fueron forzadas a completar quehaceres semanalmente y, a veces, a diario, por casi cinco años. Estas labores domésticas incluían todo desde cocinar y limpiar la casa, lavar ropa a mano, planchar los trajes de Kodjo, brillar sus zapatos, lavar y pasar la aspiradora por su auto, cuidar los niños y limpiar las casas de sus amigos.
Adamma dijo ella limpiaba casas de personas, pero nunca se le permitía quedarse con el dinero que ella ganaba.
“Se lo teníamos que dar a él porque tenía que ‘comprar’ nuestra ropa —pero él no la estaba comprando. No recibíamos ninguna ropa,” dijo Adamma.
Además de fuerza y amenazas de ejercer fuerza, Kodjo utilizaba privación de comida y sueño como castigos.
Todas las cuatro niñas estaban severamente malnutridas y frecuentemente iban a la escuela con moretones y otras lesiones. La comida era regulada ya que Kodjo quería que se mantuviesen pequeñas para continuar aparentando ser más jóvenes que sus edades reales.
El Servicio de Protección de Menores (CPS, por sus siglas en inglés) fue llamado por autoridades de la escuela en varias ocasiones; sin embargo, nada ocurrió para abordar su situación.
Existían tantos informes del CPS que no encontraron ningún tipo de evidencia de abuso tras una inspección del hogar que maestros comenzaron a ser más proactivos para ayudar a las niñas.
“Kodjo era tan encantador y manipulador que algunos de ellos (en CPS) terminaron admitiendo que le tenían miedo”, dijo Allen.
Fue cuando una de las niñas terminó en una sala de emergencia con una muñeca fracturada en 2011 que la especialista en entrevistas forenses de HSI Amy Allen se involucró luego de recibir una llamada de un colega del orden público preguntándole si estaba interesada en tomar el caso.
Pero Adamma estaba encontrando su voz y comenzó a retar las reglas de Kodjo. Cinco años habían pasado, y ella tenía 22 años.
“Creemos que Adamma ya había sobrepasado los 18 años, aunque esa era la edad falsa que él le había asignado a ella. Así que ya no estaba trayendo dinero de asistencia pública a la casa”, dijo Allen. “Además, tan solo con su fortaleza para comenzar a contestarle a él, creo que él se dio cuenta de que ya no iba a poder continuar manipulándola por mucho más tiempo”.
Eventualmente, Kodjo le pidió las llaves a Adamma y le dijo que se fuera.
Adamma sabía que este era el momento para actuar y liberarse del abuso.
Ella utilizó un teléfono prepagado que una de sus maestras le había dado y llamó a una compañera de clases.
“Nunca regresé”, dijo Adamma. Hoy día, Adamma, Mandla, Fátima y Thulani siguen adelante con sus vidas, pero el desgaste emocional que esto causó probablemente persistirá para siempre.
Adamma pasó par de años en el hogar de su compañera de clases y eventualmente fue a la universidad. Hoy día, ella está casada con hijos. Pero “fue muy difícil para mí aprender a confiar”, ella dijo.
“Ella era muy callada, muy retraída, pero muy cooperadora”, dijo Allen cuando entrevistó a Adamma por primera vez. “Ella estaba preocupada por su estatus migratorio, así que tuve que asegurarle que ella estaba segura y que no regresaría a Togo”.
Combatiendo la trata de personas
El combatir la trata de personas es una prioridad principal para el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. (DHS, por sus siglas en inglés). El DHS es un líder federal en esta lucha y trabaja con sus socios en todo nivel para prevenir este crimen horrible, identificando y protegiendo a víctimas y llevando a perpetradores ante la justicia.
En octubre de 2020, el Centro para Contrarrestar la Trata de Personas (CCHT, por sus siglas en inglés) fue fundado. El esfuerzo a nivel de todo el DHS integra las operaciones investigativas y policiales, asistencia a víctimas, inteligencia, concientización y capacitaciones del departamento para responder efectivamente a la trata de personas a escala mundial. El CCHT está encabezado por la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés) del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE, por sus siglas en inglés). El CCHT es el primer centro unificado, interagencial de coordinación para combatir la trata de personas y la importación de bienes producidos con trabajo forzoso.
HSI juega un papel integral en la lucha contra la trata de personas al trabajar con sus socios del orden público para disuadir, desestabilizar y desarticular las redes criminales participando en actividades de trata. Esta cumple esa misión al ejercer plenamente sus autoridades y aportar su pericia, incautando bienes y eliminando incentivos económicos, además de trabajar en colaboración con organizaciones no gubernamentales para proteger y asistir a víctimas y llevar a los tratantes ante la justicia.
La trata de personas generalmente toma dos modalidades:
- Tráfico sexual, en el cual un acto sexual comercial es provocado por la fuerza, fraude o coacción, o mediante el cual la persona persuadida para realizar tal acto no ha llegado a los 18 años; o
- Trabajo forzoso, el reclutar, albergar, transportar, proveer u obtener trabajo o servicios de una persona mediante el uso de la fuerza, fraude o coacción con el propósito de subyugarlas a servidumbre involuntaria, peonaje, servidumbre por deudas o esclavitud.
En el caso de Adamma, ella y las otras tres menores fueron víctimas de trabajo forzoso.
Tal como muchos tratantes de personas, Kodjo estaba involucrado por el dinero. Con ganancias anuales a nivel global estimadas en los $150 billones, los tratantes victimizan a aproximadamente 25 millones de personas alrededor del mundo, con 80% en trabajo forzoso y 20% en tráfico sexual. Muchos casos de trata de personas involucran a trabajadores en agricultura, jardinería, construcción, en hogares como niñeras o trabajadoras domésticas, restaurantes, cuidado de ancianos, salones de masaje —esencialmente, en trabajos con sueldos bajos y pocas protecciones legales en la economía clandestina y en el sector de servicios.
HSI y el Programa de Asistencia a Víctimas
HSI juega un papel integral en la lucha contra la trata de personas. Agentes especiales de HSI trabajan estrechamente con el Programa de Asistencia a Víctimas (VAP, por sus siglas en inglés) de HSI, un elemento central del planteamiento centrado en la víctima de HSI para investigaciones sobre delitos de victimización y explotación.
El VAP les ofrece un recurso crítico a investigaciones y enjuiciamientos penales de HSI al garantizar que las víctimas tengan acceso a los derechos y servicios que estipula la ley, como también la asistencia que ellas necesitan para poder participar activa y plenamente en el proceso de justicia penal.
Especialistas en asistencia a víctimas (VAS, por sus siglas en inglés) y especialistas en entrevistas forenses (FIS, por sus siglas en inglés) están capacitados profesionalmente y entienden cómo el trauma puede impactar a víctimas.
El tener a un VAS y un FIS involucrados desde el principio garantiza que las víctimas sean tratadas con respeto, dignidad y apoyo a través del proceso investigativo. El/la VAS puede ayudar a evaluar las necesidades de la víctima, coordinar recursos y garantizar el respeto de todos los derechos de la víctima. Por otra parte, un FIS ofrece asesoría, coordinación y entrevista a cualquier posible víctima y testigo, sin importar la edad o habilidades de la víctima.
En el AF 2021 y hasta la fecha, FISs han llevado a cabo u ofrecido asesoría en más de 1,872 entrevistas, tanto a nivel doméstico como internacional —y VASs han apoyado a 2,166 víctimas a nivel mundial.
Como consecuencia de los esfuerzos de investigadores del VAP, Kodjo fue condenado a 135 meses en prisión en 2013 tras ser encontrado culpable de cuatro cargos de trabajo forzoso. Él pudiese ser liberado tan pronto como septiembre de 2022 y muy probablemente enfrentará deportación a Togo.
Cómo usted puede ayudar
El reconocimiento de la trata de personas por otros puede salvar la vida de una víctima y ayudar en la investigación y el enjuiciamiento de tratantes.