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Octubre 18, 2018NUEVA YORK, NY, Estados UnidosOperacional

Agente especial supervisor de ICE HSI Nueva York reflexiona sobre los esfuerzos tras el huracán María

Cuando Andrew “Andy” Borra abordó su vuelo de Nueva York a Puerto Rico en septiembre de 2017, nada lo pudo haber preparado para lo que él estaba por ver.

Mientras el avión sea acercaba a San Juan, los efectos tras el paso del huracán María fueron abrumadores para el agente especial supervisor de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés) del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) en Nueva York.

“Podíamos ver la ciudad de San Juan entera y los techos de casi todos los edificios habían sido arrancados”, recordó Borra. “No fue hasta que llegamos a las áreas montañosas y pequeños barrios que vimos carreteras destruidas, puentes colapsados y comunidades aisladas. Las personas que dependían de un pequeño puente de acceso ahora se encontraban aisladas de cualquier tipo de ayuda, así que eso fue revelador”.

Borra es el supervisor táctico del Equipo de Respuesta Especial (SRT, por sus siglas en inglés) de ICE HSI Nueva York que fue desplegado el 29 de septiembre de 2017 a San Juan tras el paso de uno de los huracanes más catastróficos por la isla. Por las próximas cuatro semanas, SRTs de Nueva York, Tampa y Nueva Orleans se unieron a múltiples equipos de respuesta rápida en apoyo de la misión de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) para la entrega de comida y asistencia por vías terrestres y aéreas.

Miembros de SRT se unieron a socios del orden público para una sesión informativa diaria que identificaba qué se necesitaba ese día, ya fuese búsqueda y rescate, recopilar inteligencia terrestre o entrega de comida y asistencia. Sin embargo, mientras los helicópteros volaban asistencia a pueblos y barrios remotos, ellos sólo pudieron lanzarles la comida a los ciudadanos, dejándolos a valerse por sí mismos.

Los SRTs recibieron informes de inteligencia relatando que ancianos y niños pequeños no estaban recibiendo asistencia e inmediatamente comenzaron a asistir con escoltas para varias operaciones en curso. Borra y otros miembros de SRT se insertaron a sí mismos en el apoyo de la misión al asegurar zonas de aterrizaje para los helicópteros y cerciorarse de que la distribución de comida fuese ordenada, justa y equitativa.

“Fue la primera vez que hubo orden en la distribución de comida y agua”, dijo Borra. “Las personas que vivían allí estuvieron tan agradecidas. Les estábamos llevando suministros que necesitaban además de comida, tales como pañales y fórmula para los niños. Cualquier cosa que satisficiera las necesidades de la comunidad”.

Durante los esfuerzos de asistencia, una fotografía fue capturada de Borra hablando con un niño mientras cajas de comida y botellas de agua estaban siendo entregadas en un área remota de Morovis, Puerto Rico. Un año después de la devastación, esa foto estaba siendo exhibida como una de las piezas centrales en una exposición que es parte de un recordatorio del huracán en Plaza Las Américas en San Juan. El recordatorio se llevó a cabo durante la semana del 20 de septiembre de 2018, marcando el primer aniversario de la tormenta.

Para Borra, un veterano del Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos y miembro del antiguo Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos (INS, por sus siglas en inglés), él llama “un gran honor” el ver que escogiesen esa foto. La labor no pudo haber sido realizada sin la capacitación de SRTs para efectuar operativos de alto riesgo y labores de escolta —además de su capacidad para organizarse y movilizarse rápidamente a una escena.

“Recuerdo ese día claramente. Era un niño pequeño que simplemente estaba tan emocionado de ver gente aterrizar y bajarse desde helicópteros”, dice Borra de la fotografía. “La gente de Puerto Rico fue maravillosa con nosotros. Ellos casi no tenían comida para sobrevivir, pero ahí ellos estaban, dándonos lo último que les quedaba de arroz y habichuelas que ellos estaban dispuestos a cocinar para nosotros”.

Mientras la reconstrucción continúa en Puerto Rico, los equipos que fueron desplegados a la isla aún discuten las experiencias de sus días de trabajo de 12-18 horas cuando se reúnen. Las conversaciones reflejan un sentido de orgullo y gratitud a la gente por acogerlos y permitirles jugar un pequeño papel en los esfuerzos de recuperación que ayudaron a salvar vidas.

“Esta fue una labor encomendada monumental de reconstruir a una isla desde cero”, dijo Borra. “Había un gran esfuerzo de apoyo mientras me encontraba allí —y todos estaban dispuestos a hacer lo que fuese necesario para lograrlo”.

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