Joaquín "El Chapo" Guzmán, cabecilla del cartel de Sinaloa, condenado a cadena perpetua más 30 años
NUEVA YORK — Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, conocido por varios apodos, incluyendo “El Chapo” y “El Rápido”, fue condenado hoy por el juez federal de distrito Brian M. Cogan a cadena perpetua más 30 años, efectuándose justo después de la cadena perpetua, por ser el líder principal de una empresa criminal sistemática —el sindicato de crimen organizado mexicano conocido como el cartel Sinaloa— un cargo que incluye 26 violaciones relacionadas con drogas y una conspiración para cometer asesinato. El Tribunal también ordenó que Guzmán Loera pagase $12.6 billones en decomisos.
Esta condena y fallo se producen tras una investigación, la cual condujo a su extradición a los Estados Unidos para enfrentar cargos y eventual condena, por parte de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés) del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) en Nueva York y Arizona, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), con la asistencia del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos (USMS, por sus siglas en inglés), la FBI y el Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York. El caso de ICE HSI Nueva York fue manejado por su Equipo de Trabajo El Dorado.
Guzmán Loera fue condenado por un jurado federal el 12 de febrero de 2019, tras un juicio de tres meses, de todos los 10 cargos del pliego acusatorio sustitutivo, incluyendo cargos de narcotráfico, utilizar un arma de fuego para apoyar sus delitos relacionados con drogas y participar en una conspiración para cometer lavado de activos. La evidencia en el juicio estableció que Guzmán Loera era el líder principal del cartel de Sinaloa, una organización narcotraficante internacional basada en México responsable de la importación y distribución de grandes cantidades de cocaína, marihuana, metanfetamina y heroína en los Estados Unidos. La evidencia en el juicio incluyó testimonio de 14 testigos cooperantes, entre ellos Rey y Vicente Zambada, Miguel Martínez, Tirso Martínez, Dámaso López y Alex Cifuentes, miembros del cartel de Sinaloa; incautaciones de narcóticos de más de 130,000 kilogramos de cocaína y heroína; armas, incluyendo AK-47s y un lanzador de granadas propulsado por cohetes; libros de contabilidad; mensajes de texto; videos; fotografías y grabaciones interceptadas que describían en detalle las actividades de narcotráfico de Guzmán Loera y sus coautores a lo largo de un periodo de 25 años —desde enero de 1989 hasta diciembre de 2014.
Entre mediados de los años 80 hasta su arresto en México en 1993, Guzmán Loera era un miembro de rango intermedio del cartel de Sinaloa, cobrando notoriedad y el apodo “El Rápido” por lo rápido que él transportaba drogas desde México hacia los Estados Unidos para los carteles colombianos. Tras escapar de una prisión mexicana en 2001 al esconderse en un carrito de lavandería, Guzmán Loera formó una alianza con los coacusados prófugos Ismael Zambada García y, juntos, ellos se convirtieron en los líderes preeminentes del cartel de Sinaloa. Guzmán Loera hacía cumplir su voluntad y mantuvo control de su imperio de drogas mediante un ejército de sicarios mortales y una red sofisticada de comunicaciones.
El juicio resaltó los métodos que Guzmán Loera y su organización utilizaron para transportar los cargamentos de múltiples toneladas de narcóticos del cartel hacia los Estados Unidos, incluyendo botes de pesca, submarinos, aviones de fibra de carbono, trenes con compartimientos secretos y túneles transnacionales. Una vez los narcóticos se encontraban en los Estados Unidos, estos eran vendidos a distribuidores mayoristas en Nueva York, Miami, Atlanta, Chicago, Arizona, Los Ángeles y otros lugares. Guzmán Loera utilizó varios métodos para blanquear billones de dólares en ganancias de drogas, incluyendo contrabando de dinero en efectivo a granel desde los Estados Unidos hacia México, compañías de aseguranza basadas en Estados Unidos, tarjetas de débito recargables y numerosas empresas fantasmas, incluyendo una empresa de jugos y una compañía de harina de pescado.
Guzmán Loera y su organización dependían del uso de la violencia para mantener su poder a lo largo de la región y más allá de esta. Numerosos co-conspiradores testificaron que Guzmán Loera dirigió a sus sicarios a secuestrar, interrogar, torturar y dispararle a miembros de organizaciones narcotraficantes rivales, a veces llevando a cabo los actos de violencia él mismo. Como parte de su arsenal, el cartel de Sinaloa tenía acceso a armas, incluyendo granadas y un lanzador de granadas propulsado por cohetes. El arsenal personal de Guzmán Loera incluía una AK-47 chapada en oro y tres pistolas calibre 38 incrustadas con diamantes, una de ellas adornada con sus iniciales, “JGL”.
Guzmán Loera y su organización también dependían de una vasta red de funcionarios y empleados gubernamentales para proteger y avanzar los intereses del cartel de Sinaloa. Estos funcionarios comprendieron desde agentes de policía locales, guardias de prisión, altos miembros de las fuerzas armadas y representantes electos. A cambio, el Cartel les pagaba a estos individuos sobornos valorados en millones de dólares.
“En nombre del Departamento de Seguridad Nacional, deseo expresar mi gratitud a nuestros agentes de ICE HSI y diligentes socios del orden público por su labor en esta condena monumental”, dijo Kevin McAleenan, secretario interino, Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos. “Esta pena enviará un mensaje rotundo de que organizaciones criminales transnacionales por todo el mundo están siendo investigadas continuamente y que sus líderes serán llevados ante la justicia”.
“El día de rendir cuentas de Guzmán Loera finalmente ha llegado. Jamás volverá a derramar su veneno en nuestro país ni hacer millones mientras se pierden vidas inocentes. No podemos deshacer la violencia, miseria y devastación infligidas en un sinnúmero de individuos y comunidades como resultado de la venta por parte de su organización de toneladas de drogas ilegales por más de dos décadas, pero podemos garantizar que él pase cada minuto de cada día en prisión”, declaró Richard B. Donoghue, fiscal federal para el distrito este de Nueva York. “Ese es el mismo destino que les espera a aquellos que tomen su lugar. Les agradecemos a los valientes miembros de la policía, aquí y en el extranjero, por sus esfuerzos incansables —los cuales finalmente han conseguido justicia en este caso”.
“El largo camino que trajo a “El Chapo” Guzmán Loera a un tribunal de los Estados Unidos está cubierto de drogas, muerte y destrucción, pero termina hoy con justicia”, dijo Brian A. Benczkowski, fiscal general auxiliar de la División Penal del Departamento de Justicia. “Gracias a los esfuerzos inquebrantables del Departamento de Justicia y la comunidad de la policía a lo largo de los pasados 25 años, este líder notorio de una de las organizaciones narcotraficantes más grandes en el hemisferio occidental, el cartel de Sinaloa, pasará el resto de su vida detrás de las rejas”.
“La cadena perpetua impuesta hoy es el único resultado justo para alguien que pasó toda una vida propagando su veneno a lo largo de nuestro país. El impacto de mantener al antiguo cabecilla del cartel de Sinaloa Joaquín Guzmán Loera detrás de las rejas, por el resto de su vida, no puede ser exagerado: El mundo ahora estará protegido de su brutalidad”, dijo Ariana Fajardo Orshan, fiscal federal para el distrito sur de Florida. “Gracias a los esfuerzos persistentes de este equipo, el público finalmente pudo ver como Guzmán Loera utilizó cualquier medio necesario para controlar su imperio despiadado, incluyendo secuestro, corrupción, tortura y asesinato. Nuestras fiscalías federales continúan de pie, hombro a hombro con nuestros socios del orden público domésticos y extranjeros para proteger a nuestros ciudadanos del flagelo de las drogas ilícitas”.
“Esta pena le demuestra al mundo que no importa cuán protegido o poderoso sea, la DEA se asegurará de que usted enfrente la justicia”, declaró Uttam Dhillon, administrador interino, Administración para el Control de Drogas de EE. UU. (DEA, por sus siglas en inglés). “Este resultado no hubiese sido posible sin la dedicación y determinación de tantos hombres y mujeres valientes de la Administración para el Control de Drogas, quienes trabajaron incansablemente para ver al narcotraficante más peligroso y prolífico del mundo detrás de las rejas en los Estados Unidos. Esta es una gran victoria para el estado de derecho, para miles de agentes y analistas de la DEA actuales y retirados alrededor del mundo y para todos nuestros socios del orden público aquí, en México y alrededor del mundo”.
“La pena de hoy es la culminación de años de esfuerzo de numerosos socios locales, estatales, federales e internacionales”, declaró Christopher A. Wray, director, Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés). “Esta resalta la dedicación y determinación de los hombres y mujeres del orden público para llevar ante la justicia a uno de los más notorios narcotraficantes del mundo. La FBI no tiene tolerancia para aquellos que ponen en peligro a nuestras comunidades y destruyen vidas mediante las drogas y la violencia. Continuaremos trabajando día y noche para encontrar y detener a aquellos que distribuyen sustancias ilegales y cometen violencia inimaginable”.
“El Servicio de Alguaciles de Estados Unidos estuvo encargado de garantizar la integridad del proceso judicial en este caso”, declaró Bryan T. Mullee, alguacil federal interino, distrito este de Nueva York. “Fue de gran importancia que todos los participantes en el caso pudiesen operar sin influencia indebida ni miedo en un ambiente seguro, y logramos eso. En nombre del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos en el distrito este de Nueva York, quiero expresarles mi gratitud a todos nuestros socios del orden público que trabajaron incansablemente en apoyo de nuestra misión —más notablemente, los hombres y mujeres increíblemente talentosos del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD, por sus siglas en inglés), el Servicio Federal de Protección (FPS, por sus siglas en inglés), el Equipo 24º de Apoyo Civil de la Guardia Nacional de Nueva York y la Oficina Federal de Prisiones (BOP, por sus siglas en inglés)”.
“Que la pena de hoy le demuestre al mundo que Joaquín “El Chapo” Guzmán no ha escapado el sistema judicial estadounidense y, ahora, finalmente rendirá cuentas por sus muchos años de comportamiento criminal”, dijo James P. O’Neill, comisionado, NYPD. “Quiero agradecerles a los miembros de la DEA, la FBI, el Servicio de Alguaciles de EE. UU., la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional, la Policía Estatal de Nueva York y los detectives de NYPD parte del Equipo de Trabajo de Control de Drogas por su ardua labor en esta investigación y juicio”.
“Se ha hecho justicia con esta pena. Por dos décadas, este individuo utilizó violencia extrema, sobornos y cualquier medio necesario para traer drogas peligrosas y mortales a nuestro país y estado”, declaró Keith M. Corlett, superintendente, Policía Estatal de Nueva York (NYSP, por sus siglas en inglés). “Esta pena debe servir como un recordatorio de que nadie está por encima de la ley. Aplaudo a nuestros socios del orden público por su labor incansable en este caso, llevando a un fin la destrucción que este hombre, y esta empresa, causaron por décadas”.
Este caso es el producto de esfuerzos continuos por parte del Equipo de Trabajo para el Control de Drogas y Crimen Organizado (OCDETF, por sus siglas en inglés), una asociación que une la pericia y las habilidades únicas combinadas de agencias del orden público federales, estatales y locales. La misión principal del programa OCDETF es identificar, desestabilizar, desarticular y enjuiciar a altos miembros de organizaciones y empresas narcotraficantes, traficantes de armas y de lavado de activos.